Si hay algo dificil en el tema de la maternidad no es ni qedar embarazada, ni parir, ni sacarle el chupete ni los pañales al pibe, sino saber como carajo se va a llamar! En esto debo admitir qe envidio terriblemente a las madres solteras, elegis caprichosamente un nombre y se acabó.
Qe casualmente te guste el nombre de tu ex es un garrón (ni hablar si la lista es larga y a los muchachos los elegias x nombre, ponele). Lo mismo pasa obviamente para la lista de ex de él. Suponiendo qe la ex se llamaba Lucía, qeda descartado Lucía, Lucila, Luciana, Luisana, Lucrecia y todo qe tenga el puto diminutivo “Lu” o “Luli” qe te recuerde a esa adorada criatura del Señor.
Yo buscaba nombres por internet, fijandome en el significado y qe encima combine con el apellido belga (la proxima busco marido x apellido). Él anotaba los nombres qe le copaban de los qe escuchaba en WESTERN UNION. Hasta un dia en un shopping miramos todas las placas de nombres de tipo patente para ver si coincidiamos y lejos de eso nos horrorizamos del abismo qe habia entre los gustos.
Después de reducir ampliamente las opciones llegamos a dos, uno cada uno. Yo siempre lo llamé Joaquin, y él estaba encaprichado con Tiago. Hasta el momento del parto nos mantuvimos firmes, literalmente. Apenas nació y nos lo mostraron preguntaron cómo se llamaba y dije “Joaquin” entredormida por la peridural, y sin siqiera tener piedad de qe esté con el vientre abierto todavía corrigió “Tiago Joaquin se llama”.
En fin, por más qe en el documento figuren los dos nombres no está muerto qien pelea, y así como se los presenté en el blog es como es conocido en sociedad mi Joaquincito. Qe linda qe es la maternidad, pero por sobre todo, qe lindo es ganar la batalla del nombre de tu hijo!!!!!